Desde hace unos años comencé a comprender la importancia que tiene vivir una niñez feliz, talvez porque en mi camino se han atravesado algunos niños que han tocado mi interior de manera muy significativa.
El contexto en el que he conocido a estos niños ha sido diverso: en la selva, en pequeños pueblos, en manglares, en el metro-bus, en supermercados, en el metro. Todos han tenido sobre todo una ¿cualidad?, ¿capacidad?, ¿característica?, en común: Todos sabían sonreír. Muchas veces nuestro idioma no era el mismo (cómo reconforta la sonrisa de un niño en un país donde nadie te ve, ni te habla por la barrera del idioma), otras me preguntaba ¿Cómo puede este niño reír de esa manera con todo ese dolor que lleva alrededor?.
En este último viaje a Guatemala me encontré con la fortuna y la tristeza de observar de cerca a una familia Guatemalteca. La convivencia con estos niños recalcó algunas características que admiro de un ser humano tal como la capacidad de perdonar (cuanto amor un niño puede brindar a sus padres, aún cuando ellos lo maltraten!), la imaginación, (amo a los niños que sueñan que hacen sus sueños parte de su realidad y que creen que el lugar donde viven es
mágico), la energía que transmiten, la inocencia con la que ven el mundo.
El contexto en el que he conocido a estos niños ha sido diverso: en la selva, en pequeños pueblos, en manglares, en el metro-bus, en supermercados, en el metro. Todos han tenido sobre todo una ¿cualidad?, ¿capacidad?, ¿característica?, en común: Todos sabían sonreír. Muchas veces nuestro idioma no era el mismo (cómo reconforta la sonrisa de un niño en un país donde nadie te ve, ni te habla por la barrera del idioma), otras me preguntaba ¿Cómo puede este niño reír de esa manera con todo ese dolor que lleva alrededor?.
En este último viaje a Guatemala me encontré con la fortuna y la tristeza de observar de cerca a una familia Guatemalteca. La convivencia con estos niños recalcó algunas características que admiro de un ser humano tal como la capacidad de perdonar (cuanto amor un niño puede brindar a sus padres, aún cuando ellos lo maltraten!), la imaginación, (amo a los niños que sueñan que hacen sus sueños parte de su realidad y que creen que el lugar donde viven es
mágico), la energía que transmiten, la inocencia con la que ven el mundo.
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